miércoles, 28 de marzo de 2007

Mi querido cuentacuentos:


Gracias por hacerme soñar.


Muchas son las películas que firmaste y que me han llevado a otros mundos. Muchas son las historias que escribiste y que me han hecho volar. Muchos son los dibujos que creaste y que me han hecho disfrutar.


Con tu primer corto, Vincent, me trasladaste a la esfera de Edgar Allan Poe. Con tus versos, tus muñecos animados y tu amor por Vincent Price me hiciste sentir la incomprensión vivida por el protagonista.


Luego, vino Frankenweenie, donde vemos a un pequeño Victor Frankenstein desesperado por revivir a su pequeño perro. Porque los clásicos de terror también pueden ser tiernos.


El romanticismo jamás morirá mientras siga existiendo Eduardo Manostijeras. Nunca dejaré de soñar con que la nieve invernal no es más que Eduardo recordando y retratando a su amada.


Más tarde llegó Pesadilla antes de Navidad. He perdido la cuenta de las veces que la he visto, pero no puedo dejar de cantar, reír y llorar con Jack. Porque conseguiste reflejar los anhelos de un hombre en forma de cuento de navidad.


Otra cuento animado, ahora uno de los de mi infancia. Nunca me olvidaré de James y el melocotón gigante. Me lo habían mandado leer en el cole y al ver la película sentí que era simplemente perfecta.


Sleepy Hollow, el clásico de terror de Washington Irving. Ésta peli es inconfundible, solo puede ser tuya. Solamente tú puedes mostrarnos una luz en un mundo tan oscuro y cruel. Solamente tú puedes enseñarnos un lugar tan tétrico pero que a la vez nos atraiga tanto.


¿Qué puedo decir de Big Fish? Esto sí que es un caramelo. Una película que nos invita a vivir soñando, que nos anima a sentir la ilusión y la fantasía día a día. Un regalo para las mentes soñadoras e inocentes que tenemos la esperanza de que algún día la magia se haga con el mundo, que lo llene de maravillas.


Otra historia de mi niñez. Charlie y la fábrica de chocolate. Conseguiste que muchos años después volviera a reír, a saltar en la butaca, pero sobre todo a emocionarme con algunos de sus personajes. Incluso me hiciste llegar a odiar a otros.


Y finalmente, La novia cadáver. Un cuento lúgubre sobre los vivos, un cuento alegre sobre los muertos. Una historia de venganza y traición que consiguió recordarme que el amor puede salvar cualquier obstáculo, traspasando incluso la línea de la vida y la muerte.


Ahora solo me queda esperar, metidita en cama, a tu próximo cuento. Mientras tanto reviviré esas historias hasta la saciedad. Seguiré amando la magia y la fantasía tanto como tú. Seguiré creyendo en el romanticismo. Pero no olvidaré que el mundo es un lugar tétrico y terrorífico,


Muchas gracias, Tim Burton, por hacerme soñar.

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